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Foto del escritorSala Urbana

BRILLA: Calma mi Paso Señor

Por Pastora Nydia González / redaccion@salaurbana.com


Estamos viviendo tiempos muy apresurados, un ir y venir, caminamos por las calles sin mirarnos a los ojos, siempre con prisa ,siempre a destiempo, tarde para llegar a un lugar, o muy acelerados para detenernos a hablar con alguien y preguntarle cómo está.



Encontré entre mis cosas este poema del cual no tengo su autor. Se titula Calma mi paso, Señor. Leyéndolo me di cuenta de que el autor lo escribe como una oración, como un ruego a Dios, pues se siente que está viviendo apresuradamente y perdiendo los pequeños detalles de la vida.


El poema dice así:


Calma mi paso, Señor

Desacelera los latidos de mi corazón,

calmando mi mente.

Disminuye mi ritmo apresado

con una visión de la eternidad del tiempo.

En medio de las confusiones del día a día,

dame la tranquilidad de las montañas.

Retira la tensión de mis músculos y nervios

con la música tranquilizante de los ríos

de aguas constantes que viven en mis recuerdos.

Ayúdame a conocer el poder mágico

y reparador del sueño.

Enséñame el arte de tomar pequeños descansos:

reducir mi ritmo para contemplar una flor,

charlar con un amigo, acariciar a un niño,

leer un poema, oír una música preferida.

Calma mi paso, Señor,

para que yo pueda percibir

en medio de la incesante labor cotidiana de los ruidos,

luchas, alegrías, cansancios o desalientos

Tu presencia constante en mi corazón.

Calma mi paso, Señor,

para que yo pueda entonar el cántico de la esperanza,

sonreír para mi prójimo y callarme para escuchar Tu voz.

Calma mi paso, Señor,

e inspírame a enterrar mis raíces en el suelo

de los valores duraderos de la vida,

para que yo pueda crecer hasta las estrellas de mi destino mayor.

¡Gracias, Señor, por el día de hoy, por la familia que me diste,

mi trabajo y, sobre todo,

¡por Tu presencia en mi vida!


La Biblia dice: Lucas 8:22-26 Aconteció un día, que entró en una barca con sus discípulos, y les dijo: Pasemos al otro lado del lago. Y partieron. Pero mientras navegaban, él se durmió. Y se desencadenó una tempestad de viento en el lago; y se anegaban y peligraban. Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza. Y les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, y se decían unos a otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y a las aguas manda, y le obedecen? Y arribaron a la tierra de los gadarenos, que está en la ribera opuesta a Galilea.



Analizando esto versículos hay algunos detalles de los que tenemos que fijarnos y prestar mucha la atención. Jesús iba con ellos al igual que va con nosotros en este travesía que es la vida. En un momento del viaje se levanta una tempestad igual que las crisis o ansiedades que podamos padecer, pero Jesús se levanta y calma la tempestad.

Hay que pedirle al igual que el poeta, calma mi paso, Señor y así obtener la paz de Dios que necesitamos.


Dios te bendiga grandemente y muchos abrazos pastora Nydia González.

Puedes comunicarte con la Pastora Nydia González llamando al 787 429-0563.


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