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Cierre de Ciclo: Una Mirada desde la Neurociencia

Actualizado: hace 7 días

Por Dra. Catherine Abreu Vargas, MSIH CEC / info@accneuroeducacion.com


Ya en el final del mes de diciembre, apenas quedan días para despedir el año 2024. Es el momento del año en el que se entrelazan sentimientos y pensamientos, gestando añoranzas que nos acompañan junto a los recuerdos vividos. Ante esto, surge una invitación clave: ¿Cómo digerimos lo vivido? ¿Qué puedo hacer para avanzar en el próximo año 2025?

En ocasiones, nos cuesta avanzar cuando llevamos cargas pesadas sobre los hombros. En este contexto, un cuento puede ayudarnos a reflexionar:


Los dos monjes y la mujer


Dos monjes zen caminaban hacia su monasterio cuando llegaron a un río caudaloso. Allí encontraron a una mujer que no podía cruzarlo sola. El monje mayor, sin dudarlo, la cargó sobre sus hombros y la ayudó a cruzar el río. Luego, los tres siguieron su camino, pero el monje más joven estaba visiblemente perturbado. Aunque no dijo nada al principio, no podía dejar de pensar en lo sucedido, ya que los monjes zen tienen votos que incluyen evitar el contacto físico con mujeres.

Finalmente, después de varias horas, el monje joven no pudo contenerse más y le dijo al mayor: —¡Hermano! ¿Cómo pudiste cargar a esa mujer? Nosotros, los monjes, no debemos siquiera tocar a una mujer. El monje mayor lo miró con tranquilidad y respondió:—Yo dejé a la mujer en la orilla del río hace horas. Tú todavía la estás cargando.


Este cuento nos invita a preguntarnos: ¿Qué continúo cargando? ¿Qué no he dejado en la otra orilla? Para avanzar, es esencial aligerar nuestras cargas y caminar con mayor ligereza y gozo. ¿Con cuál de los monjes te identificas? Por experiencia de vida, puedo decir que hay momentos en que hay cargas muy difíciles de soltar, sobre todo aquellas que están muy asentadas en lo profundo de nuestro ser. En relación con estas preguntas, veamos qué nos dice la neurociencia sobre este tema.

La neurociencia del cierre de ciclos nos dice que cuando liberamos nuestras cargas emocionales, regulamos nuestras emociones internas y facilitamos la aceptación de lo vivido. Si no logramos soltar, nuestras mentes se mantienen hiperactivas, como la del monje joven de la historia, dificultando la sensación de bienestar. Esta murmuración interna es provocada por la carga innecesaria y la emocionalidad que la acompaña. Esto provoca que vayamos en nuestro camino sombríos, quejumbrosos y criticando todo a nuestro alrededor. Es un descontento más que todo interior que exteriorizamos con lo que nos rodea.

Mientras no exista en nosotros un deseo legítimo de aclarar lo turbio que experimentamos, nuestro cerebro buscará sentido y coherencia en las experiencias vividas.

Al mismo tiempo, el hipocampo, responsable de consolidar recuerdos, que trabaja junto con el córtex prefrontal, creará narrativas dependiendo del sentido que le demos a la experiencia vivida. Al cerrar un ciclo, organizamos las vivencias en una narrativa coherente, lo que reduce el impacto de los recuerdos dolorosos. Este proceso también promueve la plasticidad cerebral, la capacidad del cerebro para adaptarse y cambiar. Cuando dejamos ir experiencias pasadas, creamos nuevas conexiones neuronales y nos abrimos a aprendizajes y oportunidades futuras. Esto está asociado con la neurogénesis (la creación de nuevas neuronas) en el hipocampo, especialmente si se acompaña de prácticas como la meditación o la escritura reflexiva.


Por el contrario, si no cerramos un ciclo, podemos caer en patrones de rumiación, en los cuales el cerebro sigue revisitando una experiencia dolorosa, incrementando la ansiedad y la depresión. Al cerrar un ciclo, rompemos este circuito y nos movemos a crear nuevas redes neurológicas.


Un duelo necesario para avanzar


En nuestro caminar en 2024, pudimos experimentar situaciones que impactaron nuestra psique y nuestro cuerpo. Sin embargo, estamos de pie, con la oportunidad de dar un giro hacia lo nuevo que está por llegar. Este nuevo comienzo solo es posible si hacemos espacio, enfrentamos la incomodidad del cambio y permitimos que el aprendizaje de lo vivido sea la base de lo que nos espera.

El cierre de ciclos es un duelo que requiere pasar por etapas y alcanzar la aceptación. Solo así podemos liberarnos de la carga pesada y experimentar un caminar ligero. Algunas estrategias que, desde la neurociencia, facilitan este proceso son las siguientes:

  1. Mindfulness y meditación: Ayudan a regular el sistema límbico y a reducir la carga emocional.

  2. Escritura reflexiva: Permite integrar experiencias y crear un sentido de resolución.

  3. Apoyo social: Hablar con alguien de confianza activa circuitos relacionados con la oxitocina, mejorando el bienestar emocional.

  4. Movimiento físico: El ejercicio libera endorfinas y fomenta la plasticidad cerebral.


Estas son algunas de las prácticas que podrías incorporar; sin embargo, la más necesaria es la voluntad de querer hacerlo. Luego, reconoce lo que han significado estos ciclos para ti, agradéceles por lo aprendido y entonces podrás soltar, habiendo integrado el aprendizaje. Hay que vaciar el espacio para crear lo nuevo desde la esperanza, gratitud y claridad.


¿Qué estás dispuesto a soltar para recibir el 2025 desde la esperanza y la ligereza?

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