Por Dra. Catherine Abreu Vargas, MSIH CEC / info@accneuroeducacion.com
Hoy quiero hablarles sobre cómo el amor más elevado se vincula con la sexualidad holística. Pero antes, me gustaría comenzar con una pregunta esencial: ¿qué significa realmente “amor con mayúscula”?
Me gusta explicarlo a través de las palabras de Rumi, el poeta persa del siglo XIV, quien decía:“El amor es la fuerza cósmica que crea y mantiene el universo.”
Según él, el amor es el lenguaje de Dios, la puerta entre nosotros y todo lo demás. Es una expresión pura que nos lleva a la trascendencia y la reflexión.
A lo largo de la historia, el amor ha sido un tema central en distintas religiones y corrientes filosóficas, pero en todas se reconoce como un camino hacia la unificación con una fuerza superior. En la tradición judeocristiana, se le conoce como ágape, el amor incondicional y desinteresado de Dios hacia la humanidad. En otras tradiciones, el amor con mayúscula es aquel libre de egoísmo, lleno de compasión, capaz de elevarnos de lo humano a lo divino.
Del Amor a la Sexualidad Holística
¿Cómo aterrizamos esta visión en la sexualidad holística?
Desde el modelo Santini, que llevo casi cuatro años estudiando, entendemos la sexualidad holística como la energía de la vida: la fuerza creadora que impulsa la materia. Es una sexualidad que reconoce al ser humano en su totalidad—mente, cuerpo, emociones y espíritu—donde las energías masculina y femenina danzan en un equilibrio dinámico de creación y amor.
Trascender una sexualidad meramente instintiva implica integrarla con la conciencia. Si bien el amor eros, asociado con la atracción y el deseo, es natural e instintivo, cuando se impregna del amor ágape, aquel que nace desde el corazón y se ancla en la mente, la sexualidad se transforma en un acto creador en todas sus dimensiones.
Conectar la Sexualidad con el Corazón y la Mente
La apertura del corazón y la práctica de la atención plena (mindfulness) nos permiten experimentar la sexualidad no solo como un acto biológico, sino como una experiencia trascendental. Desde la neurociencia, sabemos que la atención plena activa áreas del cerebro responsables de la regulación emocional y la empatía, facilitando una conexión más profunda y auténtica con nosotros mismos y con nuestra pareja.
En este proceso, la relación entre el cerebro y el corazón es clave. Estudios recientes han revelado que el corazón no es solo un órgano que bombea sangre, sino que posee su propio sistema nervioso con células neuronales que se comunican con el cerebro a través del nervio vago. Esta conexión influye en nuestras emociones y decisiones, permitiéndonos experimentar el amor y la sexualidad desde un nivel más profundo y consciente.
Cuando logramos alinear el corazón y la mente, la energía amorosa fluye a través de todo nuestro ser, transformando nuestra sexualidad en una experiencia sagrada. La conciencia plena en nuestra vida íntima nos permite vivir una sexualidad más rica, plena y conectada con el amor más elevado.
Prácticas para Integrar el Amor con Mayúscula y la Sexualidad Holística
Para quienes desean comenzar este camino de integración, aquí algunas prácticas diarias:
Reconocer nuestra naturaleza creadora, entendiendo que el amor es la fuerza que nos impulsa a trascender.
Agradecer el presente, la oportunidad de estar aquí y ahora.
Tomar conciencia de la danza de energía que habita en nuestro interior, cultivando el autoconocimiento.
Incorporar ejercicios de atención plena que ayuden a elevar la energía sexual hacia el corazón y la mente. La respiración consciente y el movimiento corporal son herramientas poderosas para este proceso.
Conclusión
La energía sexual es una fuerza creadora, la chispa de la vida misma. Al hacernos conscientes de ello, damos el primer paso hacia una sexualidad más plena, conectada y transformadora. Que cada uno de nosotros sea una puerta hacia un amor más elevado, hacia una sexualidad que nos eleve y nos permita experimentar la unidad con el todo.
Comments