Por Dra. Catherine Abreu Vargas, MSIH CEC / info@accneuroeducacion.com
Diseñar un año nuevo puede parecer una tarea sencilla. La manera más clásica es sentarse, establecer metas, asignarles una fecha y ponerse manos a la obra. Quizás incluso crear un tablero de sueños y cruzar los dedos para que todo se haga realidad, o simplemente dejar que las cosas fluyan y el 2025 llegue como tenga que llegar. Sin embargo, para realmente diseñar un año significativo, necesitamos algo más: claridad, propósito y acción consciente.
El primer paso para diseñar nuestro 2025 es preguntarnos: ¿Cuál es nuestro propósito? ¿Para qué deseamos alcanzar estas metas? Este propósito debe estar alineado con nuestros valores y creencias, permitiéndonos avanzar con coherencia. Al trazar este camino, te invito a no limitarte a un diseño en blanco y negro, sino a agregarle color y sonido, llenando tus objetivos de estímulos que activen tus sentidos y te impulsen hacia adelante.
Una vez definido el propósito, es momento de establecer objetivos claros, preferiblemente siguiendo la metodología SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con un tiempo definido). Luego, imagina cómo te sentirás al alcanzar estos objetivos: nuestro cerebro no distingue entre lo real y lo imaginado, pero sí reconoce las emociones asociadas. Como dice Stephen Covey en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, "empieza con el fin en mente". Visualizar el éxito con detalle activa en nosotros la motivación y el compromiso necesarios para avanzar.
¿Qué nos dice la neurociencia?
La neurociencia nos enseña que podemos generar nuevas conexiones neuronales al adoptar hábitos positivos. Este proceso, conocido como plasticidad cerebral, facilita nuestra adaptación al cambio y fortalece nuestra confianza. Al practicar la visualización y conectar nuestras metas con emociones positivas, activamos estas nuevas redes neuronales.
Además, es importante desarrollar una "vigilancia mental" que nos permita identificar y sustituir pensamientos negativos por otros que apoyen nuestros objetivos. Este ejercicio requiere constancia y determinación, pero nos convierte en agentes activos de nuestras decisiones, en lugar de dejarnos llevar por las circunstancias.
Otro recurso poderoso es la música. La neurociencia confirma que la música estimula el circuito de recompensa del cerebro, evocando memorias positivas y emociones que potencian nuestro bienestar. Crear una lista de canciones que representen nuestras metas, desde percusiones energéticas hasta música sacra, puede ser una herramienta transformadora.
Diseño desde los colores y sonidos
Para este diseño, podemos inspirarnos en la Pirámide de Maslow, un modelo que describe las necesidades humanas en niveles. Cada nivel puede representarse con un color y un sonido, reforzando su impacto emocional:
Supervivencia (color rojo, sonidos tribales): Representa nuestras necesidades básicas. Nos conecta con nuestra raíz y nos ayuda a mantenernos firmes.
Seguridad (color naranja, sonidos relajantes): Enfocado en relaciones y vínculos profundos, evoca conexión y estabilidad.
Afiliaciones (color amarillo, sonidos reflexivos): Fomenta el poder personal, la confianza, amor, amistad, fortaleza interior.
Necesidad de estima (color verde, sonidos serenos): Representa logros estima y nuestra naturaleza gregaria.
Trascendencia (color violeta, música sacra): Simboliza transformación, creatividad, conexión espiritual y la unión con algo mayor que nosotros.
Identificar en qué nivel queremos trabajar nos ayuda a establecer prioridades y diseñar un año espectacular.
¿Cómo integrarlo con el coaching?
El coaching es una metodología que acompaña este proceso de diseño personal. Nos ayuda a reflexionar sobre nuestras fortalezas, superar barreras internas y tomar decisiones alineadas con lo que realmente valoramos. Cambiar la perspectiva desde la que vemos el camino puede ser el primer paso hacia un 2025 lleno de propósito y acción consciente.
Una invitación para el 2025 es que comencemos este año con una propuesta de renovación: diseñemos un 2025 lleno de color y sonido, con objetivos claros, hábitos fortalecidos y una mente abierta al cambio. Recuerda que la felicidad no está únicamente en alcanzar la meta, sino en disfrutar del camino con una consciencia expandida. ¡Con lo que ya tienes, puedes empezar a crear un año extraordinario!
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