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Emprendiendo sin filtros

  • Foto del escritor: Sala Urbana
    Sala Urbana
  • 16 jun
  • 3 Min. de lectura

Más allá de los filtros y las frases motivadoras

Por Elgeen Montilla, PHD / info@salaurbana.com


Hemos romantizado el emprendimiento y su proceso; lo hemos adornado con frases bonitas, promesas rápidas y llenado con imágenes de libertad financiera, lujos y éxito. Sin embargo, detrás de esa imagen, hay una verdad incómoda: emprender no es para todo el mundo. Y no por falta de capacidad intelectual, sino porque no siempre están listos para lo que implica.

La narrativa del “emprende y todo será más fácil” es una de las más compartidas en redes, charlas y hasta campañas publicitarias. Es ésta misma narrativa de que establecer un negocio es fácil lo que ha empujado a personas a lanzarse sin conocimiento con falta de un plan estructurado y sobretodo sin la inteligencia emocional que se requiere para sostener un proyecto a largo plazo.


Como mentora y estratega, he guiado a decenas de marcas en el proceso que transcurre entre la idea que apasiona y el modelo de negocio viable. Y puedo confirmarte: para emprender se necesita mucho más que una buena idea. Requiere resistencia emocional, claridad estratégica y una actitud firme frente a la incertidumbre y los cambios.


Emprender va más allá de hacer lo que te gusta; es aprender a sostener lo que empezaste, incluso en los días en los que sientes que todo se viene abajo. Es mirar el estado de cuenta del banco con ojos honestos, aprender a vender con seguridad, aceptar que un rechazo no es el fin del mundo.


Debemos comprender y diferenciar nuestras fortalezas y conocimientos, ya que en este camino se interconectan tres vertientes: conocer cómo se maneja un negocio, dominio de la industria en la que operas y entender lo que ofreces. Como emprendedor tu misión debe ser prepararte para desarrollarte en cada una de ellas.


Saber operar un negocio implica estructura financiera, planificación, procesos y toma de decisiones estratégicas. Conocer la industria te da contexto, tendencias y oportunidades en el mercado. Y conocer tu servicio o producto te permite brindar valor real. Es aquí, cuando estas tres piezas se alinean que se construye un negocio con visión.

El problema de romantizar el emprendimiento es que dejamos fuera lo más valioso: el proceso. Las redes nos invitan a mostrar resultados, vivir de ciertas apariencias, pero no a abrazar el camino que está lleno de tropiezos. Nos dicen que si no tienes el mejor carro, no viajas, no tienes un edificio, entonces estás fallando, cuando en realidad el verdadero éxito es persistir con propósito.


Emprender no se trata de improvisar. Un negocio no se levanta de la noche a la mañana. Se construye con estrategia, decisiones difíciles, noches sin dormir y llantos en silencio. No se trata de “hacer lo que amas y el dinero llegará”, sino de estructurar lo que amas de una forma que sea sostenible, escalable y rentable. 


En ocasiones puede sentirse un camino solitario, donde la fatiga mental y física te absorbe. De las decisiones que nadie ve y de las veces que hay que parar para volver a empezar con más claridad. Aquí nos damos cuenta, de cómo el emprendimiento emocional emerge como una necesidad, no como un discurso barato. Más importante aún que conocer procesos o tendencias, es desarrollar la capacidad de sostenerse emocionalmente ante la incertidumbre. El emprendimiento emocional es conciencia: saber persistir, ajustar, y cuándo cuidarse para no perderse en el proceso. Un negocio no vive solo de ideas brillantes, sino de la inteligencia emocional para ejecutarlas, corregirlas y sostenerlas a largo plazo.

Emprender es una decisión valiente. Y como toda decisión valiente, requiere más que emoción y preparación.

Si estás comenzando comenzando, te comento: no te dejen engañar por videos de 30 segundos del éxito. La mayoría de las cosas que ves en redes sociales son mentira. Construye tu camino paso a paso. Rodéate de personas que ya han vivido el proceso. Edúcate. Se estratégico. Abraza la incertidumbre, pero no desde la improvisación, sino desde la capacidad de adaptación.

Emprende con estrategia y seriedad no con romanticismo.

Romantizar el emprendimiento puede ser un espejismo rentable, pero emprender con propósito, estructura y verdad es una revolución en sí misma.

La autora es Elgeen Edmée Montilla Ph.D, es estratega de neuromarketing, negocios, y comunicaciones, conferenciante, profesora y CMO de Edann Marketing & Communications Group 

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