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Gelatomanía: Sabor a Éxito

Mario Fernández Silva comparte cómo su aventura comenzó en la fotografía y terminó en la creación de uno de los gelatos más apreciados


Por Esteban David Rodríguez Flecha / info@salaurbana.com


En una entrevista exclusiva con SalaUrbana, Mario Fernández Silva, el propietario de Gelatomanía, comparte su fascinante trayectoria desde Chile hasta Humacao, así como su transición del negocio de la fotografía al mundo del gelato. Acompañado por su esposa, Silma Cerra, Fernández Silva relata su viaje lleno de desafíos, aprendizajes y éxitos.

Fernández Silva, oriundo de Chile, llegó a Puerto Rico de una manera inesperada. Originalmente estudiante de cinematografía en Madrid, conoció a Silma Cerra, quien también estudiaba en la misma ciudad. La conexión fue inmediata, y su vida dio un giro significativo cuando vino a Puerto Rico para asistir al matrimonio de un amigo. Durante su visita, tuvo la oportunidad de conocer al rector de la Universidad de Puerto Rico, quien le ofreció una oferta laboral. “Esa oferta fue la puerta que me trajo a este hermoso lugar. A partir de ahí, el resto es historia,” relató Fernández Silva, marcando el inicio de su vida en la isla.


El primer paso en el mundo del comercio para Fernández Silva fue el negocio de fotografía ‘La Cámara’, que pertenecía a su concuñado. Con la intención de regresar a Chile, su concuñado le dejó la oportunidad de adquirir el negocio. “Como había estudiado cinematografía y tenía conocimientos de fotografía, decidí tomar las riendas del negocio y me lancé a la fotografía profesional, especialmente en eventos como bodas. Así fue como empecé mi camino como comerciante en Humacao,” explicó Fernández Silva.


Con la llegada de Walmart a Humacao y el auge de la fotografía digital a principios de los años 2000, Fernández Silva observó un cambio en el mercado que afectó su negocio de fotografía. “Aunque podría haberme adaptado al mercado digital, decidí explorar un nuevo camino. Ya tenía en mente abrir una gelatería, así que comenzamos a trabajar en esa dirección. Fui uno de los primeros en establecer una gelatería en Puerto Rico,” comentó sobre la transición que lo llevó al mundo del gelato.


Entre las principales diferencias entre el gelato y el mantecado, Fernández Silva explica que, aunque ambos tienen ingredientes similares, el gelato contiene menos grasa y azúcar que el helado americano. “En Gelatomanía, fabrico el gelato personalmente utilizando ingredientes naturales y pastas provenientes de Italia. Esto me permite controlar mejor la cantidad de azúcar y grasa en cada helado, algo que no sucede en otras heladerías donde compran el producto ya hecho,” señaló Fernández Silva, destacando la calidad artesanal de su producto.

Consciente de la alta incidencia de diabetes en Puerto Rico, Fernández Silva ha tomado medidas para abordar esta preocupación en su negocio. “Me preocupa mucho la salud de mis clientes, especialmente de los niños pequeños que son diagnosticados con diabetes. Por eso, tenemos una línea de helados bajos en azúcar. Estos helados tienen el mismo sabor que los regulares, pero están preparados con componentes aptos para personas diabéticas, permitiéndoles disfrutar sin comprometer su salud,” explicó Fernández Silva, mostrando su compromiso con la salud de la comunidad.


Silma Cerra, esposa de Fernández Silva, ha jugado un papel crucial en el éxito de Gelatomanía. Al principio, la pareja no tenía experiencia en la preparación de gelato, pero Silma asistió a talleres en Carolina del Norte ofrecidos por Pregel, la marca italiana que utilizan. “Silma asistió a estos talleres donde los mismos dueños de Pregel, italianos, enseñaron las técnicas de fabricación del gelato. Ella aprendió allí y desde entonces ha sido nuestra experta en la preparación del gelato,” detalló Fernández Silva, resaltando el trabajo conjunto con su esposa.

En Gelatomanía, siempre están abiertos a las sugerencias de los clientes. “Siempre estamos dispuestos a probar nuevos sabores. Por ejemplo, hemos hecho gelatos de zanahoria, maíz, papaya y otras frutas. Vengo de un país donde la fruta es abundante, y creo que es un gran recurso para hacer gelato. Tenemos muchos sabores de frutas que son muy bien recibidos por nuestros clientes,” mencionó Fernández Silva, demostrando su creatividad e innovación en la variedad de productos que ofrecen.

La pasión y la perseverancia han llevado a Fernández Silva a revolucionar el dulce mundo del gelato en Humacao.

A pesar de los desafíos, como los cierres de varios negocios en Humacao, Fernández Silva se ha mantenido firme. “La clave del éxito en cualquier negocio es la consistencia. Hemos mantenido nuestras puertas abiertas, incluso después del huracán María, cuando estuvimos seis meses sin luz. Aunque me comí todos mis ahorros, nunca cerré el negocio. Cuando la luz regresó, volvimos a operar. Hemos sobrevivido a la competencia y a la pandemia porque creemos en la calidad de nuestro producto,” afirmó Fernández Silva con orgullo, destacando su perseverancia.


Fernández Silva también reflexiona sobre el futuro de Humacao. “Lamentablemente, no veo una verdadera visión de futuro para Humacao. Muchos negocios han cerrado y la plaza ya no es lo que era. Se habla de repoblar el centro comercial, pero no creo que haya mucho interés en preservar el legado histórico de Humacao. Me preocupa que las ideologías políticas aquí pesen más que el bienestar de la comunidad,” expresó con preocupación, ofreciendo una perspectiva crítica sobre la situación actual de la ciudad.

Aunque ha trabajado con otros clientes y vendido sus helados a hoteles y chefs, Fernández Silva aún no ha explorado todas las oportunidades. “He vendido al Hotel San Juan durante 14 años y también he hecho helados personalizados para eventos. Mi creación más complicada fue un helado de champán con pétalos de rosa para una convención. Fue una experiencia enriquecedora,” concluyó, dejando claro que siempre hay espacio para la expansión y nuevas aventuras en su camino como empresario.


Finalmente, Fernández Silva ofreció un consejo para los jóvenes emprendedores: “Que sean soñadores. Ten cuidado con lo que piensas, porque se puede hacer realidad. Si no sueñas, te estancas. Pero además de soñar, hay que trabajar duro para que esos sueños se hagan realidad. Recuerdo lo que decía un pianista chileno: ‘Si no practicas ocho horas diarias, no llegarás a donde quieres.’ Esa es la clave: soñar y trabajar sin descanso.”


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