Por Samuel Rodríguez Flecha / PhD
Hay días en los que, a los que estamos lejos, nos invade la nostalgia por La Isla. Entonces selecciono el playlist en Spotify para la ocasión, que incluye a Patria con Rubén Blades y Draco a dúo. Seteando el mood, me deleitan los bongoses, las congas, el bajo, el cencerro, el violín… una melodía exquisita. “Y con el alma en la garganta…,” entono junto a ellos. “Flor de barrio, Hermanito, Patria, Son tantas cosas bellas…”
Patria es uno de los elementos claves de lo que significa diáspora. El segundo elemento es Ausencia. Diáspora implica un lugar de origen y una condición de separación. Nos precisa esta isla hermosa de 100 X 35 y las islas de Vieques y Culebra y todo lo que nos envuelve, nuestra economía, nuestro gobierno, nuestra gastronomía, nuestra música, en fin, nuestra cultura. Y nos incumbe que no todos residimos en Borikén, lo que nos devuelve a la melancolía a la que aludimos al comienzo de este escrito. “La patria es un sentimiento…” “…Es lo que lleva en el alma todo aquel cuando se aleja…” ¡Dale trombón, William Cepeda!
Con esta sección, queremos brindar un espacio para reflexionar precisamente sobre este ingrediente que contribuye a nuestra identidad. Somos muchos los puertorriqueños que, por diversas razones, nos encontramos viviendo fuera de Puerto Rico. Y no creo que exista algún boricua que viva en la Isla que no tenga algún familiar en algún lugar “allá afuera.”
Hoy día, dos de cada tres boricuas viven fuera de Puerto Rico. Nuestra realidad diaspórica, queramos o no, nos define como pueblo. Esta realidad es compleja, y nos toca de muchísimas maneras.
Este ir y venir de borincanas y borincanos es tan antiguo como el vaivén de las olas que bañan nuestras playas. Sin embargo, aquí solo incluyo algunos de los periodos migratorios más recientes como marco de referencia inicial.
En abril de 1917 Estados Unidos entró al conflicto de la Primera Guerra Mundial. Apenas un mes antes, con la Ley Jones, Estados Unidos nos otorgó la ciudadanía estadounidense. Esto facilitó, no solamente que los boricuas entraran a la batalla en el ejército estadounidense sino también su movilización al continente norteamericano en los años 1920s y 1930s para trabajar mayormente en fábricas y fincas, principalmente a Nueva York.
Otra ola migratoria, conocida como la Gran Migración (1945-1965), se dio, en parte, como efecto de Manos a la Obra, el plan de industrialización de Puerto Rico, el cual resultó en la eliminación de miles de trabajos agrícolas.
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en el 1945, Estados Unidos tenía nuevamente gran demanda de trabajadores. El promedio anual de puertorriqueños emigrando hacia los Estados Unidos en la década del 50 fue de 45,000, siendo el año 1953 el de mayor número con un total de 75,000 boricuas dejando la Isla. Esto, sumado al gran crecimiento poblacional en la Isla, propició que ambos gobiernos facilitaran la movilización a Estados Unidos, extendiéndose no solo a la cuidad de Nueva York, sino también a Chicago, Filadelfia, Newark, entre otras.
Las últimas tres décadas del siglo pasado (1970s-1990s) y los inicios de la primera década del siglo 21, se caracterizaron por migraciones ‘de ida y venida.’ Familias e individuos movilizándose de aquí para allá y de allá para acá dependiendo de cómo estuviese la situación económica en ambos lados del charco.
En los 80s y 90s, mientras la población boricua aumentó en los estados del noreste (como Pennsylvania, New Jersey, Connecticut, Massachussets), y en otros estados del sur y medio oeste, fue el estado de Florida que comenzó a atraer en mayores números a boricuas tanto de Nueva York y otros estados como de Puerto Rico. Pero de eso ya hablaremos más en una futura edición.
Aunque lo que compartiré en las próximas semanas será inevitablemente informado por mi experiencia, y aunque cada persona que vive o ha vivido fuera tiene su propia historia y perspectiva, existen elementos comunes que nos permiten identificarnos y disfrutar de los lazos que nos unen sin importar distancias ni circunstancias.
Si usted tiene comentarios, ideas, o experiencias que quisiera compartir para informar esta sección, le invito a que escriba a redaccion@salaurbana.com incluyendo “Diáspora” en el título de su correo electrónico. El equipo de redacción me hará llegar sus notas.
Hasta la próxima.
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