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Las Resoluciones de Año Nuevo: Estrategias a Considerar

Por Jomar Rodríguez Agosto, PsyD / Psicólogo Clínico / info@salaurbana.com


Un nuevo año se acerca y con él toda una serie de retos, pero este también conlleva nuevas oportunidades para crecer, expandir, aprender, desaprender, y mejorar en múltiples aspectos. Las famosas resoluciones de año nuevo son las que vienen a la mente. Aquellas metas que nos proponemos realizar con este nuevo comienzo. Es una buena práctica, sólo que cuando llegamos al nuevo año tal vez lo terminamos sin alcanzar algunas o ninguna de esas resoluciones.



¿Cómo entonces podemos alcanzar aquello que nos proponemos? Lo primero a considerar es nuestro estado de ánimo. Tal vez te has rendido porque siempre es lo mismo todos los años. Haces resoluciones, pero nunca las llevas a cabo. En ese sentido, es muy lamentable que eso haya ocurrido. Sin embargo, usted no es la única persona que atraviesa por esto, porque ciertamente es difícil lograr eso que deseas; de lo contrario, ya lo hubieras obtenido hace tiempo. A pesar de esto, es aún más lamentable si te rindes y le dejas al tiempo decidir si eso que quieres alcanzar se cumpla o no. La realidad es que no podemos esperar a que las cosas nos lleguen, sino que debemos trabajar hacia aquello que deseamos obtener. Nadie lo va a hacer por ti. Si no sabes lo que te conviene, rodéate de personas sabias y dignas de confiar, y escucha las diferentes opiniones para entonces formar la tuya y tomar una decisión mejor informada.



Se hace importante destacar la importancia de tener dos tipos de metas: las de largo plazo y las subordinadas. Las personas que se proponen ambos tipos de metas suelen alcanzar mejores resultados en comparación con aquellas que sólo utilizaban un tipo de meta. Las metas a largo plazo suelen ser más abstractas como: “ser un mejor padre”, Vivir más saludable”, “conseguir una pareja”, etc. En cambio, las subordinadas suelen ser más específicas como: “Sacar una hora todos los días para jugar con mi hijo”, “yoguear dos veces en semana”, “invitar a la persona que me atrae a una cita para la próxima semana”, etc. Si estas logran ser medibles (Semana, días, hora, cantidades), mejor todavía.

Lograr alcanzar una meta a largo plazo puede ser sumamente complejo, dado a que uno está en riesgo de caer en el desánimo.  La clave está en primeramente mantener una jerarquía que define tu meta a largo plazo, y luego identificar metas subordinadas a esta, que te ayuden a cumplirla.

Las metas subordinadas aportan en desarrollar un sentido de auto-confianza, y te demuestran cuan capaz eres para realizar x o y tarea. La meta a largo plazo por su parte ayuda a mantener un norte, evitando crear conflictos con otras metas. También nos ayuda a mantenernos enfocados en ese anhelo singular, dándonos un mayor sentido de propósito. Esto de por sí es muy importante para mantenernos motivados.



Sin motivación difícilmente veremos cambios en nuestras conductas. Por ende, se hace importante que dichas metas estén bien definidas. Las mismas deben ser alcanzables y realistas. La creación de metas subordinadas también sería esencial para mantenerse motivado, dado a que sentimos contentamiento con uno mismo cuando percibimos que caminamos en dirección hacia aquello que deseamos ver en nuestras vidas. Son maneras en las que podemos ver de forma tangible el progreso de nuestro esfuerzo. Mientras más progreso observemos, más motivado estaremos. Adicionalmente, si logras identificar una meta subordinada que asista a alcanzar más de una meta a largo plazo, mayor motivación sentirás a la hora de realizar lo que te propones. Medite y escribe en un papel sus metas a largo plazo, y debajo de esta escriba sus metas subordinadas.

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