Rafael Uziel supera su meta y logra construir siete pozos en Pakistán

Por Esteban David Rodríguez Flecha / info@salaurbna.com

Lo que comenzó como el sueño de un niño pedreño de construir dos pozos de agua en Pakistán se ha multiplicado de manera sorprendente. Rafael Uziel Torres, de apenas 9 años, no solo logró su meta inicial y construyó siete pozos con los fondos recaudados, sino que su testimonio conmovió a un donante anónimo que decidió aportar para que se levantaran 16 pozos adicionales, confirmando un total de 23 pozos que llevarán agua limpia a miles de personas.

En un reciente testimonio compartido a través de un video en YouTube, el pequeño misionero anunció que, gracias al respaldo de la comunidad y a la cobertura inicial de SalaUrbana, recaudó un total de $2,375, cantidad que permitió construir siete pozos de agua en lugar de los dos originalmente planificados.

“Gracias a todos los que aportaron para los pozos, logramos sobrepasar la meta. Gracias al Colegio Mi Cuido y Educación, a los hermanos de la Iglesia Renuevo Justo, y a SalaUrbana por la entrevista. Gracias a tí y a los demás, podemos darle agua limpia a miles de personas”, expresó Rafael Uziel, con palabras llenas de gratitud.

Fotos que hablan por sí solas

Durante la presentación se proyectaron imágenes de los pozos ya construidos, rodeados de niños y familias que celebraban con carteles que leían: “Thank You Rafael Uziel”. Para quienes apoyaron esta iniciativa, ver los rostros alrededor de los pozos fue la confirmación de que cada donación llegó a buen destino.

Un impacto multiplicado

El pastor Rafael Torres Zacour, padre del menor, relató que el éxito de la campaña se debió en gran medida a la publicación realizada por SalaUrbana en enero. Además, compartió que durante un culto de testimonio en su iglesia, un invitado se conmovió profundamente con la historia y, entre lágrimas, se ofreció a aportar la diferencia necesaria para que se construyeran 23 pozos adicionales.

El proyecto, que nació en el seno del hogar Torres Cruz en Las Piedras, ha trascendido fronteras y se ha convertido en un testimonio vivo de cómo la fe y la compasión pueden transformar vidas. Lo que parecía un reto enorme para un niño de cuarto grado, se transformó en un legado que continuará inspirando a otros.

Con apenas nueve años, Rafael Uziel ha demostrado que nunca se es demasiado joven para hacer una diferencia y que, cuando la comunidad se une en un mismo propósito, los sueños se convierten en esperanza para quienes más lo necesitan.