Por Kenneth Y. Santiago López / redaccion@salaurbana.com
En el pintoresco pueblo de Yabucoa, una historia de amor y dedicación ha cautivado los corazones de la comunidad. Pedro "Peyon" Armando Santana, un veterano de guerra de 91 años de edad y miembro distinguido del 65 de infantería de los Borinqueneers, ha demostrado que el amor verdadero puede superar cualquier obstáculo. Junto a su esposa Lydia Peña Alicea, de 93 años, han compartido una vida de más de 60 años llena de amor, comprensión y valentía.
Pedro, con su inquebrantable espíritu y coraje, recibió la Estrella de Plata por heroísmo en combate durante la Guerra de Corea. Además, fue honrado con la Medalla de Oro otorgada por el Congreso de los Estados Unidos, entregada por el presidente Obama, en reconocimiento a su valiosa contribución y sacrificio. Su valentía en el campo de batalla no solo demostró su coraje, sino también su dedicación y sentido del deber.
Con el paso de los años, Pedro decidió acompañar a su amada Lydia en su lucha contra el Alzheimer, una enfermedad implacable que afecta la memoria y la cognición. Juntos, han enfrentado este desafío con amor y ternura, encontrando consuelo en el "Mansión El Edén Senior Resort Living", un centro de envejecientes donde se brinda cuidado y apoyo diario.
A pesar de los desafíos que el Alzheimer ha traído a la vida de su esposa, Pedro se ha convertido en el pilar de fuerza y compañía para Lydia. Cada día, le recuerda lo maravillosa que es la vida y cómo su matrimonio es la razón para seguir adelante. Pedro, un talentoso poeta y compositor, ha encontrado en la expresión artística una forma de honrar su amor por Lydia. A través de sus poesías y canciones, transmite el amor y la conexión profunda que los une, creando momentos de belleza y magia incluso en medio de la adversidad. Sus poemas y canciones están llenos de ternura y están dedicados no solo a Lydia, sino también a sus nietos, hijos y toda su familia.
Aunque el Alzheimer ha afectado la memoria de Lydia, hay momentos mágicos en los que las melodías y las palabras de Pedro la transportan a su pasado juntos. En esos instantes fugaces, ella se une a él en canciones y recuerda con precisión cómo se conocieron, reviviendo esos hermosos momentos que han construido su historia de amor.
La historia de Pedro y Lydia es un testimonio conmovedor de que el amor verdadero puede resistir el paso del tiempo y superar las dificultades más desafiantes. Su compromiso inquebrantable, su valentía y su capacidad para encontrar la belleza en cada momento son un ejemplo inspirador para todos. En un mundo donde las relaciones a menudo se desvanecen rápidamente, su amor eterno es un faro de esperanza y una lección de vida para las generaciones futuras.
En medio de esta historia increíble de amor y perseverancia, Pedro y Lydia demuestran que el amor verdadero no conoce límites y puede perdurar por siempre. Su vínculo especial es una inspiración para todos aquellos que buscan encontrar y cultivar un amor duradero en sus propias vidas.
Pedro demuestra su amor incondicional y dedicación diaria a Lydia. Él la alimenta, la cuida y nunca se separa de ella en ningún momento. Dondequiera que vaya, Lydia siempre está a su lado. Pedro lleva consigo una libreta en la que escribe de dos a tres poemas cada día, dedicados a sus seres queridos, su familia y, por supuesto, a su amada esposa. Aunque a veces apenas duerme debido a su preocupación por Lydia, su rostro siempre irradia alegría y humildad. Pedro es un padre ejemplar y tiene una historia fascinante por compartir. La palabra hablada es su pasión, y la lectura y la escritura mantienen su mente viva.
Su presencia en el centro de envejecientes es una fuente de inspiración y terapia para todos los que allí residen. Pedro tiene un talento innato para recordar las fechas de cumpleaños de cada compañero, y los sorprende recordándoles cuando ellos mismos las han olvidado.
Su amor por Lydia brilla en sus ojos, y aunque Lydia, de manera jocosa, lo cela y regaña cuando habla con otras mujeres en el centro, un momento que llena de alegría a todos, pero definitivamente, Pedro nunca dejará de amarla y siempre la verá como la mujer más hermosa del mundo.
La historia de Pedro y Lydia es un testimonio conmovedor de que el amor verdadero trasciende las adversidades y el paso del tiempo. Su amor inquebrantable y su capacidad para encontrar belleza y alegría en cada momento son un ejemplo inspirador para todos nosotros.
Su dedicación y amor incondicional han sido un faro de esperanza para todos aquellos que han tenido el privilegio de conocerlos. Su relación es una prueba irrefutable de que el amor verdadero no conoce barreras ni límites de edad.
En un mundo que a menudo se enfoca en lo efímero y lo superficial, Pedro y Lydia nos recuerdan la belleza y la importancia del amor duradero. Su historia nos enseña que, sin importar las circunstancias, el amor puede perdurar y trascender, dejando una huella imborrable en el corazón de quienes lo presencian.
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